jueves, 21 de abril de 2011

Ayrton XXXIV

“Los niños han ido con Platero al arroyo de los chopos, y ahora lo traen trotando, entre juegos sin razón y risas desproporcionadas, todo cargado de flores amarillas.” Y tú, Ayrton, en este primer día de Semana Santa, no saldrás a vender bollería por los barrios. Hoy te llevaron con los chicos al parque de diversiones, y seguramente retornarás como un Platero con tres colas e “hilos de oro y plata, en los que tiembla, como en una lira de llanto, el arco iris” de tu futuro promisorio.

¡El gran día está cercano!

“¡Idilio fresco, alegre, sentimental! ¡Hasta el rebuzno de Platero se hace tierno!” Y tu risa retumba por el aire de los juegos, Ayrton. ¿Cuánto hace que no disfrutabas de un día así? ¿Acaso hubo uno alguna vez?

“¡Tarde equívoca de abril! Los ojos brillantes y vivos de Platero”, junto con los tuyos, Ayrton, “copian toda la hora de sol sobre el campo donde se ve, deshilachada, otra nube rosa.”

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