
No puedo dejar de verte en unos y otros personajes de Platero y yo, Ayrton. A veces como el mismísimo bueno de Platero, otras con las penas del niño tonto, a veces junto a la verja cerrada… Hoy te toca como perro sarnoso.
“Flaco y anhelante”, … “el pobre andaba siempre huido, acostumbrado a los gritos y a las pedreas. Los mismos perros le enseñaban los colmillos. Y se iba” …”lento y triste, monte abajo.”
¡Cuántas veces te habrá pasado esto, Ayrton, pidiendo, deambulando o vendiendo por las calles!
“Aquella tarde” … ”el guarda” … “disparó contra él y no tuvo tiempo de evitarlo. El mísero” … “cayó muerto bajo una acacia”, le cuentan a Platero.
¡Tuviste muchísima suerte de no acabar igual, Ayrton!
“Un velo parecía enlutar el sol; un velo grande, como el velo pequeñito que nubló el ojo sano del perro asesinado.” … ”Abatidos por el viento del mar, los eucaliptos lloraban” ... “sobre el perro muerto.”
¡Pero aquí estás tú, Ayrton, vivo y como dice el Dante: libre, recto y sano!
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