jueves, 21 de abril de 2011

Ayrton XXXIII

“Espérate, Platero...” Espérame tú también, Ayrton, “déjame ver este remanso bello, que no veo hace tantos años...” Me reencontré con un bello texto que destila el conocimiento de la tradición más antigua.

“Este remanso, Platero”, y entérate tú también, Ayrton, “antes era mi corazón. Así lo sentía, bellamente, en su soledad de prodigiosas exuberancias”. Herido por los años y la distancia, se abrió “su dique, corrió la sangre corrompida, hasta dejarlo puro, limpio y fácil”, Ayrton, “en la más abierta, dorada y caliente hora de abril.”

Una “mano antigua me lo trae a su remanso de antes, verde y solitario”, ¡muchas gracias!, “y allí lo deja encantado, fuera de él, respondiendo a las llamadas claras”.

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