miércoles, 13 de abril de 2011

Ayrton XXIV

Haberte descubierto y rescatado a ti, Ayrton, en medio de un entorno desfavorable, no es poco mérito de tu profesora de Lengua y Literatura. Sé que tiene muy buen ojo con su mirada azul, y no me sorprende, pero no puedo más que destacarlo a cada momento.

Me hace acordar a Platero y yo cuando el narrador dice: “Estábamos jugando con Platero y con el loro”, que parloteaba el francés, “cuando tras una mujer joven venían unos chiquillos astrosos, que, a cada instante, jadeando, miraban camino arriba”. Uno de ellos podrías haber sido tú, Ayrton, que, de una forma “desordenada y ansiosa, llegabas, cuesta abajo, hasta” mi amiga.

Y como en Platero y yo, de haber estado “el loro, verde y rojo, que iba y venía, curioseándonos con sus ojitos redondos”, también podría haber farfullado:

“—Ce n'est rien...” (Esto no es nada).

No hay comentarios:

Publicar un comentario