viernes, 15 de abril de 2011

Ayrton XXVI

Venimos “los dos, cargados” por la vida, Ayrton, como “Platero, de hierbas, y yo, de lirios amarillos.” Pero nuestros pesos son mayores: tú, con tu cruz de desarraigo y marginalidad a cuestas, y yo, con algunas espinas.

“Yo volvía triste...”, le cuentan a Platero, “y mi nostalgia” encontraba un mero “consuelo melancólico.” Tú piensas en el “retorno”, Ayrton, “¿adónde?, ¿de qué?, ¿para qué?” ¿A Brasil? Es probable que sea lo mejor, pero tendrás que construirte un Brasil nuevo. El que viviste y recuerdas, el que “olía más en la frescura tibia de la noche” y te “embriagaba el cuerpo y el alma desde la sombra solitaria”, a pesar del poco tiempo transcurrido, para ti ya no existe.

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