
Y ya verás, Ayrton, que “La luna viene con nosotros, grande, redonda, pura”, anunciándonos, como a Platero, que llega la aurora. Trota sin miedo, “trota, entra en el arroyo, pisa la luna” y hazla pedazos, para que se vuelva “un enjambre de claras rosas de cristal”.
“Y trota Platero, cuesta arriba”, y sí, Ayrton, igual que nosotros, con mucho esfuerzo, aunque “sintiendo ya la tibieza suave, que parece que nunca llega”, pero que alcanzaremos, de la ventura.
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