lunes, 9 de mayo de 2011

Ayrton XXXIX

El demonio, el diablo, Satán o lo que fuere, Ayrton, se cruzó en nuestro camino.

Fue “un momento extraño de escalofrío —¿mío, de Platero?— en el que las cosas parecen trastornadas, como si la sombra baja de un paño negro ante el sol ocultase, de pronto, la soledad deslumbradora del recodo del callejón, en donde el aire, súbitamente quieto, asfixia...”

JRJ nos cuenta que Platero se quedó temblando, “de vez en cuando, mirándome, acoquinado, en la quietud muda en que nos hemos quedado los dos, sin saber por qué...”

Y le dice:

“—Platero; yo creo que ese burro no es un burro...”

E imagino que el pelo suave del pobre borrico se eriza como el de un puercoespín. “Mudo, tiembla de nuevo todo él de un solo temblor, blandamente ruidoso, y mira, huido, hosco...”

No hay comentarios:

Publicar un comentario