sábado, 13 de febrero de 2010

Urgente o importante

—¡Acelera! —gritó él, proponiendo una salida urgente a la situación.
Ella, ordenada, metódica, respetuosa de las reglas, atenta a las jerarquías y proclive a priorizar lo importante, trataba de recordar aquella clase en la que el instructor colocó delicadamente su mano sobre la suya para indicarle la presión justa de esa maniobra. El gesto le había gustado. Luego, tomaron un café, pasearon, noviaron, se comprometieron, se casaron y tuvieron cuatro hijos. Ahora, después de llevar adelante lo importante, ella había retomado el curso postergado. Nunca es tarde, se repetía, siempre hay tiempo.
—¡Acelera ya, mujer, que nos venimos abajo!

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